Un hombre irrumpió con su vehículo en el interior de la Ciudad del Vaticano, penetrando a través de la puerta de Santa Ana y llegando al patio de San Damaso, donde, pese a las advertencias de los guardias suizos, el conductor desoyó las instrucciones y forzó las puertas de control de la Guardia Suiza y del Cuerpo de Gendarmería.
Durante el intento de detener el vehículo, un inspector de la Gendarmería disparó a los neumáticos, pero el automóvil continuó su camino. Como medida de seguridad, se cerró la Puerta de la Casa de la Moneda y se activó una alarma en todo el Vaticano.
El conductor finalmente fue arrestado y los médicos determinaron que presentaba una grave alteración psicofísica.