También conocido como la enfermedad de manos, pies y boca, este virus se transmite fácilmente a través del contacto con secreciones de vías respiratorias o incluso con heces de personas que porten el virus. Este virus tiene síntomas específicos como la fiebre moderada, dolor de garganta, náuseas, vómitos, llagas en la boca y sarpullido en manos y pies. La irritabilidad y la pérdida del apetito también son comunes, especialmente en bebés y niños menores de 10 años.
Como tal, no hay alguna vacuna para este virus, sin embargo, puedes prevenirlo lavándote las manos regularmente, evitando el contacto cercano con personas enfermas y cubriendo la boca y la nariz al toser o estornudar. También se recomienda desinfectar superficies y evitar compartir objetos personales de tus niños.
El reposo, la hidratación y los medicamentos de venta libre pueden ayudar a aliviar los síntomas y que los niños se sientan mejor. Sin embargo, si los síntomas son graves o persisten, es importante consultar a un médico.