En un ataque masivo con misiles, Rusia golpeó las ciudades ucranianas de Odesa y Sumy, dejando un saldo de 21 muertos y 133 heridos. En Odesa, un misil balístico impactó en un barrio residencial, causando la muerte de 10 personas, incluidos cuatro niños, y daños significativos a edificios de apartamentos, universitarios y administrativos. Mientras tanto, en Sumy, 11 personas, incluidos dos niños, fallecieron cuando un misil alcanzó un edificio residencial y dejó sin electricidad al centro de la ciudad.
El presidente Volodímir Zelenski condenó los ataques, señalándolos como una muestra de la intención bélica de Rusia. La Fuerza Aérea ucraniana informó que el ataque incluyó 120 misiles y 90 drones, siendo el mayor ataque nocturno en meses. Los equipos de rescate trabajan en ambas ciudades, donde miles de residentes enfrentan las consecuencias de los bombardeos.