El gobierno de Nicaragua rompió oficialmente sus relaciones diplomáticas con Brasil, en medio de fuertes declaraciones del presidente Daniel Ortega contra su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Ortega lo acusó de servir a los intereses de los Estados Unidos y Europa, después de que el presidente brasileño cuestionara el resultado de las elecciones en Venezuela que dieron la victoria a Nicolás Maduro.
La relación entre Ortega y Lula, que fue estrecha en el pasado, se deterioró recientemente, especialmente debido a la persecución política en Nicaragua y la negativa de Ortega a dialogar con Lula sobre la situación de un obispo encarcelado en el país.