Irene Rivera, de 51 años, falleció de manera repentina tras ser liberada de la cárcel local. La mujer había cumplido 12 horas de arresto por una falta administrativa y, tras ser puesta en libertad, sufrió un infarto fulminante que le provocó la muerte casi inmediatamente después de salir de las celdas preventivas de Seguridad Pública.
El suceso ocurrió a pocos metros del centro de detención, por lo que las autoridades locales están evaluando cómo se manejó su salida y si hubo negligencia en el proceso que contribuyó a la trágica muerte.