El Reino Unido enfrentó un fin de semana de violencia tras disturbios provocados por grupos ultraderechistas en respuesta al apuñalamiento de tres niñas en Southport. Las protestas se han dirigido principalmente contra musulmanes y solicitantes de asilo, resultando en ataques a hoteles y residencias de refugiados. El gobierno británico ha prometido aplicar el máximo rigor de la ley contra los responsables de los ataques, con la ministra del Interior, Yvette Cooper, advirtiendo que los involucrados enfrentarán severas consecuencias.
Los enfrentamientos, que también se han extendido a Belfast, han sido impulsados por información falsa sobre el autor del ataque en Southport, que, a pesar de no estar relacionado con el Islam, desencadenó una ola de violencia. El primer ministro, Keir Starmer, ha condenado los actos como criminales y ha prometido una respuesta judicial rápida y contundente para restaurar el orden y garantizar la seguridad de las comunidades afectadas.