La desescolarización y las carencias educativas, a raíz de una insuficiente inversión en educación, cuestan cada año 10 billones de dólares a la economía global, advirtió este lunes la Unesco.
En un informe titulado “El precio de la inacción”, expertos de esta organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura estimaron este monto para 2030.
La “vertiginosa” cifra supera el Producto Interno Bruto (PIB) conjunto de Francia y de Japón, dos de los países más ricos del mundo, señaló la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, quien apunta además al “círculo vicioso” de la “falta de inversión en educación de calidad”.
“Las personas con menos formación tienen menos competencias. Los trabajadores poco cualificados ganan menos. Las personas con rentas bajas pagan menos impuestos, lo que significa que los gobiernos tienen menos recursos para invertir en sistemas educativos accesibles a todos”, afirma en declaraciones enviadas a AFP.
La educación contribuye “al logro de otros objetivos de desarrollo sostenible como es poner fin a la pobreza, previniendo además su transmisión intergeneracional”, abundó el presidente de Chile, Gabriel Boric, durante una reunión de ministros de Educación en la Unesco.
Unos 128 millones de niños y 122 millones de niñas no fueron a la escuela en 2023 en el mundo, según la Unesco, y el 70% de los niños de 10 años en los países de ingresos bajos y medios son incapaces de comprender un texto sencillo.
Según el informe, el déficit de competencias alcanza el 94% en la región de África Subsahariana, un 88% en el sur y oeste de Asia, un 74% en los países árabes y un 64% en América Latina y el Caribe.
Si los países redujeran un 10% el número de jóvenes que abandonan prematuramente los estudios, el PIB mundial crecería entre un 1% y un 2% al año, concluye el informe de expertos.
“La educación es una inversión estratégica, una de las mejores inversiones posibles para los individuos, las economías y el conjunto de la sociedad”, asegura Azoulay.
Más allá de los criterios financieros, la educación también tiene un impacto en los embarazos precoces, que aumentan un 69% entre las jóvenes menos educadas, precisa la Unesco.