En una medida sin precedentes, el presidente Joe Biden emitió una severa advertencia a Israel, afirmando que Estados Unidos detendría el suministro de proyectiles de artillería y otras armas si Israel lanza una ofensiva significativa contra la ciudad palestina de Rafah.
Esta declaración marca un cambio importante en la política estadounidense hacia el conflicto en la región, reflejando una postura más crítica hacia las acciones militares de Israel. La decisión de Biden de condicionar el suministro de armas a Israel a la prevención de ataques indiscriminados contra civiles refleja un intento por parte de Estados Unidos de ejercer presión para proteger vidas en medio de la escalada de violencia en la región.