Texas ha cerrado su frontera a la migración, poniendo fin al anhelado “Sueño Americano” para cientos de miles de personas de diversas nacionalidades que llegan a México.
Bajo el Puente Internacional número Dos, en territorio estadounidense, se han colocado alambres de púas para evitar el ingreso de grupos de migrantes, mientras diversas corporaciones refuerzan la vigilancia en la orilla del Río Bravo.
Patrulleros del Departamento de Seguridad Pública de Texas y de la Guardia Nacional se encuentran desplegados a lo largo de varios kilómetros para impedir el ingreso ilegal de personas.
Desde el viernes pasado, se prohíbe el ingreso al territorio estadounidense sin importar si se trata de mujeres, niños, adolescentes o familias enteras. Sólo se permite tramitar asilo político o humanitario a través de la plataforma digital CBP ONE, desde los países de origen, no cruzando el Río Bravo o de manera ilegal.
Como resultado, más de 26 mil migrantes que quedaron varados en la frontera de México tienen dos opciones: regresar a sus países o establecerse en territorio mexicano.